Mágica, misteriosa, inalcanzable, eterna: la luna es uno de los astros con más significado simbólico, junto con el Sol. En muchas culturas antiguas, con él conforma la pareja principal del panteón de divinidades (por ejemplo: Isis/Osiris) y ambos representan un sistema dual de opuestos complementarios: ying/yang, frío/calor, noche/día, etc.
Asociada a la energía femenina, se asocia a las cualidades de pasividad, receptividad, sensibilidad. Es dadora y generadora de vida, por su vinculación con las aguas primordiales, las lluvias, la fertilidad y la fecundidad. Transmite idea de periodicidad, crecimiento y renovación.
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